El parásito de toxoplasmosis y los riesgos para el embarazo

 

La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria producida por un parásito minúsculo, el toxoplasma Gondii. Este parásito es muy frecuente y, a menudo, latente sin sintomatología por lo que la madre ni se entera de su existencia por muy largo tiempo.

 

Este parásito puede afectar a la embarazada produciendo abortos o lesiones en el recién nacido. El parásito se reproduce dentro de la célula, la hace estallar y puede traducirse en forma de quistes.

 

 Los síntomas de la toxoplasmosis en el embarazo son casi imperceptibles. Puede aparecer una ligera hinchazón de los ganglios del cuello, fiebre, dolor de garganta, dolores musculares y cansancio. Suelen tener lugar dos o tres semanas después de la infección. Sin embargo, como hemos dicho, la toxoplasmosis puede incluso no presentar síntomas.

 

El hospedador ideal del parasito es el gato, por ello si estas embarazada o intentas hacerlo evita tener contacto con los felinos. Si tienes uno en casa será mejor llevarlo al veterinario para saber si lo tiene o está libre de él.

 

Los tratamientos para combatir la toxoplasmosis son de base antibióticos.

 

A pesar de que para los adultos, esta enfermedad no es peligrosa, contraerla durante el embarazo resulta muy arriesgado para el feto. Es posible contraerla comiendo carne cruda o poco hecha, en particular la de cerdo o la de cordero, comiendo verdura cruda contaminada, o bien tocando heces de animales infectados y no lavándose después las manos cuidadosamente.

 

 

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